
Pigeon Poop y la historia detrás de él
Nació como una broma para mi pareja, que siempre estaba despotricando contra las palomas y su constante falta de respeto al cagarse en su terraza.
Lo cierto es que la terraza estaba acribillada día y noche. Algunas veces, casi nos daban a nosotros y a los gatos.
La idea surgió por casualidad: ¿Podría hacer algo parecido a un juego con GameMaker?
El primer reto era comprobar si, en poco tiempo, podía crear un monigote que se moviera de izquierda a derecha y esquivara cosas que caían del cielo. Hoy en día, gracias a YouTube y ChatGPT, resultó ser más sencillo de lo que imaginaba.

Iba a colocar unos sprites sencillos y finalizarlo, pero la cosa se me lió. No es que tenga demasiado tiempo, así que tiré como un berraco de ChatGPT para casi todas las imágenes.
El resultado quedó gracioso, y, finalmente, tras el consejo de mi primo —un reputado catedrático de videojuegos—, implementé varios ataques:
La alpargata, ese recurso universalmente cómico.
La escoba, tan útil para amenazar a las palomas como para limpiar la terraza.
Y finalmente, el arma secreta… que, si queréis descubrir, tendréis que jugarlo.
Al final, tenía más de lo que había planeado en un inicio, y ya que estaba, decidí añadir efectos de sonido y la música correspondiente. Siempre he asociado a las palomas con avionetas de la Primera Guerra Mundial disparando. Imagino que la culpa la tiene cierto anuncio de coches de los 90.
Para rematar: pantalla de inicio, Game Over, pantalla de victoria… y, como no podía faltar, un top de puntuaciones más altas.
Está lejos de ser perfecto —no soy programador de videojuegos—, y la mayor parte del código es un copia-pega de ChatGPT, modificado a mi manera. Haber programado autómatas me ayudó en algunos puntos, y tener algo de experiencia en programación me permitió entender cómo podían funcionar ciertas mecánicas.
El resultado de varias horas de nocturnidad en casa acabó siendo algo que recordaré como una experiencia muy divertida.
¡Que lo disfruten!